miércoles, 2 de marzo de 2011

La no competencia


Cuando oigo “que incompetente que es” o “es muy competente”, pienso que quizás no es del todo cierto. Para ser competente o hay que ser un entendido de la materia (estudios, experiencia) o tener aptitudes para ello. En cambio, para ser un incompetente basta con “tardar” en conseguirlo.

No es del todo cierto que haya más incompetentes que competentes, sino que hay demasiadas personas que se acomodan en la tranquilidad adquirida por la sociedad: resulta que ahora todos tenemos “derecho” a que nos lo den hecho, masticado y encima con posibilidad de réplica; cuando debería ser un DEBER el querer encontrarlo, saberlo y realizarlo mediante el circuito neuronal. De ahí la frase “quien tiene boca se equivoca”, hecho cierto ya que quien opina o piensa tiene más posibilidades de error, pero a la vez de éxito.

Pero no vamos a pedir peras al olmo ni nacer enseñados, aunque sí podríamos intentar activar nuestras neuronas. Llega aquí lo que podría ser la definición de “la no competencia”. Aquel que no lucha por conocer, por mejorar en algo, por crecer…es el no competente.

Es triste ver la abundancia de este nuevo género que circula, pero más triste es verla y no actuar. No hace falta secuestrarlos y llenarles de libros y clases particulares para que aprendan, pero sí darles una muestra de lo que se pierden y así denotar si querrán conseguirlo.

No sé el resto de personas, pero la sensación que recorre mi cuerpo y mi mente al descubrir algo que no conocía no tiene desperdicio. Es más, creo que si lo hago de manera que haya luchado, me haya costado y sufrido hasta tenerlo, me quedo un rato disfrutando del momento. Recuerdo cada instante de ese camino, sinuoso, con baches y saltos que me hizo divagar y pensar en cosas que no venían al caso, para luego volver a la senda del camino con más ánimo y ganas de conseguirlo ya que me entretuve. Y es en esa búsqueda de un conocer nuevo, en la que encontré el momento para entretenerme pensando en otros que ya conocía, que vinieron a mi cabeza, quizás con relación a lo nuevo, o no, pero que actuaron de catalizador.

En la vida hay de todo y hay que valorar a los competentes y a los incompetentes, ya que estos últimos acaban siendo lo primero, pero soy de los que no entienden, entenderán ni apoyarán a las personas no competentes. En mi opinión, una persona que cree que ya no ha de luchar más por aprender, por mejorar, no es más que un desliz de la naturaleza.


“El verdadero ejercicio intelectual no consiste en seguir modas, sino en encararse con las dificultades de la propia época “ F.A.